Noruega: fiordos de luz y niebla – Parte 1 – Stavanger, Lysefjord y Geirangerfjord
A las buenas tardes!
¿Cuanto tiempo verdad? Ha pasado una buena temporada desde que no escribía mis peripecias por el mundo. Al final he hecho un par de viajes los últimos años (Un roadtrip por el norte de Italia y a Lisboa el año pasado) pero no me han inspirado mucho como para volver a escribir (aparte el trabajo da el tiempo que da).
Aunque este año viene cargado de sorpresas, concretamente dos viajes bastante interesantes, uno del que acabo de volver y otro que haré en Octubre, del que ya os hablaré.
Esta vez, como celebración de la jubilación de mi padre, toda la familia nos hemos embarcado en una aventura por los fiordos noruegos a bordo del Costa Mágica (de Costa Cruceros). Se trata de un itinerario de 10 días (de los cuales 6 son en Noruega) que bordea la costa del país, metiéndose en los principales fiordos y puertos; los más destacados el de Geiranger y el de Bergen.
La verdad es que no estoy acostumbrado a este tipo de viajes (y menos por alta mar), aunque cambiar los hostales o lo pisos de alquiler por el crucero ha sido toda una experiencia, por el lujo mas que nada. Si os parece, vamos por partes y desde el principio:
- Primer día: Avión, llegada a Amsterdam, embarque y navegación:
He de decir que rara vez he hecho un viaje con una agencia, normalmente todo lo suelo gestionar o bien por mi cuenta o con la gente que me acompaña (o acompaño) de viaje. A efectos prácticos es la única manera que hay de gestionar el crucero, desplazamientos, etc. y ciertamente te quitas un peso de encima aunque pagues de más. En nuestro caso volamos desde Madrid hasta Amsterdam y, una vez ahí, el personal de Costa te recoge en el aeropuerto para llevarte al puerto donde está amarrado el crucero, que puede variar según las condiciones meteorológicas y el estado de la mar.
Una vez pasas el Check-in del crucero, y tras la foto de rigor de los fotógrafos de a bordo (que están hasta en la sopa haciendo negocio), subes al barco. La distribución de cada barco puede variar, ya que los hay más grandes y más pequeños, el nuestro tenía 12 cubiertas sin contar las de la tripulación, lo que lo hace un poco laberíntico, pero nada como explorar para conocer.
La experiencia del barco, especialmente con la comida, fue de lo mejor. Las actividades de animación, el equipo y el personal, siempre muy agradable y servicial, hacen que te sientas como en casa.
Tras la salida del barco hay un día entero de navegación hasta el primer puerto, con lo que se puede aprovechar para disfrutar del barco y consultar las excursiones que ofrece la compañía y contratarlas (si no lo has hecho ya). Sobre esto cabe destacar que es bastante recomendable reservar algunas excursiones concretas ya que, por horarios de embarque-desembarque, y por la afluencia de turistas de otros barcos, muchas excursiones se agotan antes de que bajes del barco. Nosotros únicamente contratamos dos excursiones, el resto lo hicimos por nuestra cuenta.
- Stavanger y Lysefjord:
Stavanger es la cuarta ciudad más grande de Noruega y la capital del petróleo. Situada en el suroeste del país, la ciudad asegura una buena salida nocturna y posee algunos museos estupendos. También sirve de puerta a los principales atractivos turísticos de la zona: el Lysefjord y el Preikestolen (la roca del púlpito), que se encuentra al oeste de la localidad. Para acceder al púlpito es necesario tomar un ferry que cruza hasta la otra orilla, conviene informarse de las condiciones meteorológicas y de la ruta a seguir para realizar la subida, ya que el tiempo de ida y vuelta es limitado y el barco no espera a nadie, aparte la subida es dura.
Nosotros optamos por ver el Preikestolen desde el fiordo y tras bajar del barco nos dirigimos a nuestra primera excursión, un paseo en barco por el Lysefjord. Se trata de un fiordo de unos 42 kilómetros de largo donde el granito del que está compuesto se ilumina con una luz etérea incluso con tiempo nublado.
Se trata de una excursión bastante tranquila, que te permite disfrutar del fiordo y de los pueblos de la costa a pie de mar. No os dejéis engañar por las fotos que veáis en internet del fiordo bajo el sol, son raras ocasiones en las que en este país el cielo está despejado. Sin embargo las nubes y la niebla le dan un aire misterioso y enigmático a la travesía que hacen que merezca la pena.
Desgraciadamente, la niebla tiene sus desventajas también, y no pudimos ver el púlpito, pero bueno, una razón más para volver a visitar la ciudad.Tras la excursión aprovechamos para dar una vuelta por la ciudad, el distrito del puerto es tal vez la zona más concurrida tanto por turistas como por lugareños. Esta parte de la ciudad eran originariamente almacenes de la zona de atraque de los barcos y es un buen lugar para empezar a ver la ciudad. La catedral (construida en piedra y que data del año 1125), el lago tras la misma y el distrito hanseatico (Gamle Stavanger de finales del siglo XVIII), muy cerca de la zona de amarre del crucero son muy recomendables también.
Si hay tiempo para más, el museo de Stavanger o el museo marítimo de la ciudad son buenos reclamos para los amantes de los barcos.
Tras esto y sin apurar mucho la hora de retorno al barco, embarcamos y disfrutamos de la salida del puerto del crucero. Presencia obligada en la cubierta cuando sale de puerto, ya que las mejores vistas de la ciudad, los pueblos de la costa y los propios fiordos es desde la cubierta. Lo mejor es hacerse con una tumbona de la cubierta y disfrutar de las vistas embutido en las mantas que están disponibles para todos cerca de las piscinas.
- Geiranger y Hellesylt:
El siguiente puerto se encuentra al final de Geirangerfjord, patrimonio mundial de la UNESCO y uno de los lugares más visitados de Noruega. No es de menos, pues la sensación que se tiene al navegar por sus aguas cristalinas y tranquilas, entre montañas es difícil describirla con palabras.
Os recomiendo encarecidamente que madruguéis y salgáis a la cubierta para presenciar la entrada y navegación del barco por el fiordo. En nuestro caso el barco iniciaba la entrada a las 5.30 de la mañana, con la llegada del práctico del puerto. Por mi parte a las 6.45 estaba ya sacando fotos, y tuve la oportunidad de ver uno de los reclamos turísticos de la zona, la cascada de las siete hermanas, que se puede observar brevemente antes de que el barco llegue a puerto.
Una vez en puerto, la salida se realizaba en lanchas debido a la presencia de otros barcos en la zona, por lo que el desembarque fue bastante lento. Como consejo, os recomiendo madrugar para estar los primeros en la cola de desembarque, ya que podréis salir sin problemas y evitaréis perder el tiempo esperando.
En tierra firme hay varias opciones: Si hay una excursión contratada (como fue nuestro caso) no tendréis oportunidad de ver el pueblo de Geiranger ni probablemente de subir al Eagle’s point, uno de los miradores desde donde se puede observar el fiordo y la cascada de las siete hermanas. Con excursión pudimos ver de cerca el fiordo, el parque natural de Jostedalbreen y el lago de Dalsnibba. La excursión te lleva en autobús por las montañas, lagos, túneles, y hay bastantes oportunidades de sacar muy buenas fotos y disfrutar del corazón de Noruega.
La zona es verdaderamente impresionante y recomiendo, al menos, subir al lago y al Eagle’s point (que, si os fijáis en la primera foto bajo el texto, se encuentra siguiendo la carretera a la derecha del barco).
Las granjas, muchas de ellas abandonadas hace tiempo, siguen presentes en la zona (pequeñas casitas rojas con grandes explanadas a su alrededor). Una visita muy recomendable (mientras que no haya niebla) es el mirador de Dalsnibba, al que hay que acceder desde una carretera con peaje que sube desde Geiranger entre mediados de junio y mediadios de agosto (ya que en invierno se cierra).
La excursión también te lleva por los pueblos de Loen, Olden y Stryn. Recomiendo darse un paseo por el camino que bordea el río de Stryn, que es todo un regalo para la vista.
Finalmente la excursión termina en el pequeño pueblo de Hellesylt, un antiguo pueblo vikingo, donde te recoge el crucero si has optado por hacer la excursión. De no hacerla, vuelves al barco en Geiranger y puedes deleitarte de nuevo con las vistas del fiordo desde la cubierta.
Tal vez la parte más impresionante del pequeño pueblo de Hellesylt es la desembocadura del río al fiordo, que acaba en una gran cascada que se puede fotografiar desde la pasarela que va al crucero o desde el puente cercano.
Y hasta aquí el capítulo de hoy, en sucesivos días iré comentando el resto del viaje, espero que os guste y os anime a hacer el viaje, que verdaderamente merece la pena.